Tres tendencias que redefinen las imágenes y la teledetección

La inteligencia geoespacial agrega contexto a nuestro mundo y las imágenes le dan vida. En la industria de la teledetección se ha producido un regreso al origen de la observación de la tierra, así como un debate sobre el papel cada vez mayor de la teledetección a la hora de realizar análisis tradicionalmente no espaciales. Estas son las tres principales tendencias que hay que tener en cuenta.
 

Las empresas, los gobiernos y las agencias se están dando cuenta de que integrar diferentes fuentes y formas de datos en un único ecosistema puede dar lugar a una información analítica más profunda y rica. Comprender las fuentes de datos no estructurados en el contexto espacial ayuda a manejar poder.

A medida que crece la cantidad de sensores a escala mundial, también aumenta la cantidad de datos, lo cual ejerce presión sobre los científicos y analistas de datos para convertirlos en información valiosa.

Los datos no estructurados, por ejemplo, archivos de medios digitales, datos tabulares o documentos, si bien son ricos en información, ganan en valor cuando se comprenden en un contexto geoespacial. El procesamiento del lenguaje natural puede ayudar a detectar nombres de lugares en textos, vinculando esas ubicaciones a un mapa y ayudando a los analistas a encontrar patrones o relaciones. Los catálogos de imágenes orientadas se pueden usar para ver exactamente cómo es una ubicación, extraer un videoclip relacionado o recuperar un documento rico en datos, todo para el nivel de comprensión sea mayor. En tiempos de agitación social, las fotos en directo pueden ayudar a capturar la percepción de una determinada región.

Las ventajas de la integración de datos son tienen un potencial enorme. Además de ofrecer una mejor comprensión de las relaciones espaciales entre los elementos de los datos, ahora también podemos ver los ecosistemas sociales, económicos y medioambientales interdependientes del mundo de una forma integral para poder enfrentarnos algunos de nuestros retos más acuciantes. Ahora podemos ver el mundo de forma multidimensional extendiendo el paradigma más allá de x, y y z para agregar tiempo (t) y relaciones (r). Ello permite un proceso de toma de decisiones más informado y, además de ofrecernos una imagen más real de lo que sucede sobre el terreno, también empieza a responder a las preguntas de dónde y por qué.
 

A medida que el mundo se une para abordar la crisis climática, los profesionales de la teledetección están llamados a crear los mejores flujos de trabajo que ofrezcan una cobertura constante para controlar el metano y el carbono en la atmósfera.

Hasta el momento, la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero se han rastreado mediante estaciones de supervisión terrestres en todo el mundo, con frecuencia cerca de grandes instalaciones emisoras de metano o carbono. Sin embargo, estas estaciones ofrecen una cobertura limitada. Con el uso de imágenes hiperespectrales espaciales a partir de sensores en satélites, ahora podemos controlar una vista más amplia del planeta y detectar nuevos fenómenos. Carbon Mapper, Satellogic y GHGSat son algunos de los actores clave que lideran el camino con capacidades hiperespectrales planificadas.

Los datos de radar de apertura sintética (SAR) están ganando en importancia tanto para aplicaciones analíticas como de supervisión. Algunas organizaciones destacadas que lo utilizan son Capella Space, PredaSAR e ICEYE. Recientemente, esta tecnología ha ganado popularidad porque puede crear una imagen muy precisa durante el día, la noche y a través de humo o capas de nubes. Tanto si se trata de una emergencia local como de un vertido de petróleo frente a la costa de California o un problema global como la deforestación, esta tecnología puede ayudarnos a ver áreas que los tipos de sensores más convencionales no pueden y obtener así una imagen más completa de lo que está sucediendo.

Desde mediados de la década de los 2000 hasta finales de la de 2010, el futuro parecía ser una gran constelación de pequeños satélites. En la actualidad, basándonos en la cantidad de constelaciones recientemente planificadas, estamos percibiendo un cambio hacia la construcción de unos satélites de mayores dimensiones, muchos de ellos con una mayor resolución, mejor calidad y mayores plazos de revisión. Por ejemplo, la constelación Pléiades Neo de Airbus cuenta en estos momentos con cuatro satélites de 30 centímetros de resolución en órbita, lo que mejora el aspecto de la resolución y de una frecuencia temporal más elevada. Los satélites pequeños seguirán teniendo su lugar, pero existe un movimiento para equilibrar mejor la resolución temporal y espacial con un enfoque renovado en términos de calidad y precisión.

Esri, el líder en tecnología geoespacial, ofrece un software integral, escalable y resiliente para ayudar a comprender mejor nuestro mundo a través del espacio, el tiempo y las relaciones contextuales. Las imágenes pueden impulsar el cambio por el bien global, ya sea a nivel local como nacional.